jueves, 8 de agosto de 2013

Un loco cuerdo

Loco. Me lo han dicho infinidad de veces. He hecho numerosas acciones que rozaban la locura. Y de momento nadie ha podido demostrar que no estoy cuerdo. Porque, ¿Qué es la locura? ¿Cómo podemos afirmar que alguien está loco si ni nosotros mismos sabemos si lo estamos? La locura de cada persona depende de ella misma, sólo uno mismo sabe si está loco o no. Pero, si sólo uno mismo sabe si está loco, ¿Cómo podemos fiarnos de su palabra? ¿Acaso te fiarías de la palabra de un loco que afirma estar loco?
Pensar en la locura te lleva a la cordura. Es por eso que sé que no estoy loco. No actúo con cordura.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Siempre

10:00 a.m. Suena el despertador. La misma puta canción que lleva sonando 4 años. Recuerdo un momento en que adoraba esa canción. No puedo decir lo mismo ahora. Me pregunto porque estará puesto el maldito despertador. Ah, ya se, siempre que salgo algún cabrón me lo pone. Me levanto sudoroso, con el cuerpo lleno de moratones. ¿Qué demonios hice anoche? No hay tiempo para pensar en ello, debo ir al baño, hay algo cociéndose en mi estomago que está a punto de salir. Abro el grifo de la ducha. El agua, congelada, como siempre. Reflexiono sobre la noche anterior. Como siempre no me acuerdo de donde estuvimos. "Tengo que hablar con alguien para que me cuente" me digo a mi mismo. Prefiero no enterarme la verdad. Son las 11 de la mañana y aun no he hecho nada provechoso esta mañana de Domingo. Mañana tengo que entregar un proyecto importante en la Universidad. ¿Porqué siempre hay que entregar un proyecto un lunes? Maldita sea, no me apetece, creo que me pondré algo de música relajante y volveré a la cama. Pero antes, debo volver al baño. Como siempre, los CD's que más disfruto no funcionan. Creo que vi a uno de mis perros con ese CD de Dream Theater en la boca. Me toca poner la basura de la radio. Siempre suena la misma canción a la misma hora. ¿Porqué demonios sigue haciendo música Pitbull? Hora de hacer la comida. Algo sencillo, mi cuerpo no está para ser un Arguiñano en estos momentos. Me haré macarrones, a todo el mundo le gustan los macarrones un día de resaca. Como siempre, he hecho más de la cuenta. Que más da, voy a comer dos y voy a tener que volver al baño. Al menos ya tengo comida para mañana. Pongo la tele, ¿Qué coño hacen los de Sálvame?, ¿Cómo puede ser que sigan vivos tras tantos años emitiéndolo? ¿Y porqué sigue esa zorra de Belén Esteban cobrando dinero por hacer esa aberración? Apago la tele, nada me convence. Será mejor que me ponga con mi guitarra. Oh, vaya, siempre lo olvido, no he cambiado las cuerdas. Me iré a la cama ha echarme la siesta y empalmaré hasta mañana. Siempre acabo igual.

martes, 6 de agosto de 2013

La generación perezosa

Nos dedicamos a dejar que pasen los trenes. Esos sucesos que sólo ocurren una vez en la vida. Preferimos mantenernos en nuestro sitio, fuera de lugar, a intentar hacer algo. Pereza lo podríamos llamar. Lo cierto es que preferimos no plantar cara a lo que tiene que suceder por pereza. Pereza a iniciar una conversación que puede cambiar nuestra vida, pereza a realizar una llamada que significaría un nuevo comienzo, pereza a esbozar una sonrisa que podría significar estar listo para el cambio. Nos da pereza todo, hasta nuestra vida.